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Viernes, 11 Enero, 2008
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Por don Carlos
Ruiz-Tagle De Mermoz a la Fach Artículo publicado en su Antología de Colina de 1986 referente al ex Regimiento de Artillería Antiaérea. |
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Presentación
DE MERMOZ A LA FACH
La Base Aérea de Colina tiene un pasado romántico y heroico que la vincula nada menos que al francés Jean Mermoz, pionero de la aviación mundial. Actualmente su nombre es venerado por los aviadores chilenos que trabajan en el recinto, y hay una placa que recuerda su nombre. El 15 de julio de 1929 Mermoz, en su biplano de la Compañía Francesa Aeropostal, efectuó el vuelo inaugural Buenos Aires - Mendoza - Santiago como prolongación de la ruta Francia-América del Sur, creada en 1918. De la Compañía Francesa Aeropostal pasó a la Air France que en 1943 lo cedió a la Fuerza Aérea de Chile. Dos años después llegó el Grupo de Aviación Número 4 que estuvo formado por 24 Oficiales y 120 hombres. Se trataba de un grupo de bombarderos que anteriormente estaba en El Bosque. En la Base queda el recuerdo de los pilotos franceses y el Coronel (R) Jorge Domingo Vásquez cree que el gran piloto y gran escritor Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito, estuvo también en Colina. Otro aviador francés de la misma promoción, Pierre Delay, vivió hasta 1945 en una casita cercana a la Base.
Más de un lector se preguntará por qué se eligió Colina para una Base Aérea. En primer lugar por su cercanía con Santiago porque, tal como nos ha dicho el Coronel (R) Sergio Torres Saavedra el terreno es una gran planicie con microclima, cuando hay neblina despeja siempre como a las diez de la mañana, y con Mendoza es un punto intermedio. Para la ciudad de Colina es importante la Base, por la permanente acción Social que ésta realiza en favor de la Comunidad y por la importancia de su requerimiento al comercio de ésta. En la Enfermería de la Base, hasta se han atendido partos de urgencia. También, y esto es importante y beneficia a la ciudad, funciona CONAPRAN, Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad, institución estrechamente vinculada con la FACH y presidida por la esposa del General MATTHEI. La esposa del Cmdte. de la Base, preside esta organización en la Provincia de Chacabuco. Junto con nacer la Fuerza Aérea de Chile, en 1930 nace el único Regimiento de la FACH, el Regimiento Escuela de Artillería Antiaérea. En 1956 se viene a Colina, en cuya Base Aérea es muy importante la instrucción y el material Antiaéreo. Actualmente puede decirse que está de moda la Defensa Antiaérea en todo el mundo y en especial los misiles. En los 54 años de vida institucional la Base ha tenido destacados jefes, actualmente la comanda el coronel Antonio Braghetto. Es un hombre reposado, inteligente con una educación que parece netamente europea. Gracias a él tenemos ocasión de asistir a una demostración de paracaidismo. En realidad, en la Base, todos hacen paracaidismo y gracias a las precauciones tomadas hay poquísimos accidentes. Cuando saltan los paracaidistas se encuentra presente en la fiesta un helicóptero ambulancia por si ocurriera algo. Entrevistamos a los paracaidistas que se tiraban por primera, por segunda, por tercera, en fin las primeras veces. Ellos fueron los jóvenes Vittorio Gallegos, Aldo Carbone, Leonar de Romanini, Carlos Cárdenas, Roberto Mancinelli. Coincidieron en algunas cosas, en otras no. Se lanzaban desde 4.000 metros de altura con una información adecuada de vientos que se las transmitía el maestro de salto, o sea el que mandaba el avión en el aire. El ubicaba la posición, le daba el rumbo al piloto y determinaba el momento adecuado para lanzarse. Los paracaidistas tienen exámenes médicos completos y periódicos y controles mediante test psicológicos. Varios de ellos dijeron que cuando más disfrutaban del salto era cuando el paracaídas aún no se había abierto. En ese o en esos momentos, se sentían muy cerca de Dios. Las mamás de los jóvenes paracaidistas, los cuales han pasado recién la veintena, vivían aterradas y más o menos histéricas con esta vocación de sus hijos. Lo único que querían era que la dejaran para dedicarse a otro oficio más tranquilizador. Los papas, en cambio se sentían admirados y orgullosos y deseaban llegar a la Base para verlos saltar. Los jóvenes dijeron que lo principal, en el momento de tirarse, era no pensar en nada. "El que piensa, no salta". Todos estaban de acuerdo de que era muy lindo vencer el miedo. Al lanzarse algunos miraban para abajo desde que recién habían dejado el avión, pero por lo general eso no era aconsejable. Resulta ejemplar la confianza que tienen estos jóvenes en sus instructores y en los materiales con que están hechos sus equipos. El paracaidismo empezó en la Base de Colina en 1970, ya hace 16 años. Parece estar en su apogeo a juzgar por lo que vimos en estos jóvenes que no parecen tenerle miedo a nada. Ni siquiera a saltar desde 4.000 metros de altura. Fin del artículo en la Antología de Colina.
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