Miércoles,
17 de mayo de 2000
Asunto: El futuro bosque de Chicureo en riesgo.
Estimada
señora Hoffmann:
Tuvimos
contacto hace algunos años, 1990 o '91, cuando inicié
la difusión de los huertos orgánicos en los jardines de
Santiago con el apoyo significativo de "Margarita Flores".
El huerto ha sido un pequeño triunfo -ya no es "de rotos"-,
y cada día se consolida más en la cultura jardinera santiaguina.
Simultáneamente
con la difusión del Huerto comenzamos la "colonización"
de Chicureo, con la esperanza cierta de que sus llanos arados, sin vida
ni árboles, a través de una adecuada urbanización
y campaña de difusión, revitalizaran una naturaleza destruida,
dando espacio a que se generara un pulmón para Santiago. Ha sido
un agrado ver cómo, aunque lentamente, están regresando
las codornices, culebras, insectos como la Araña Tigre y tantos
otros.
Con sus
numerosas parcelaciones de 5.000 m2, y sin considerar las próximas
Zoduc, Chicureo debería haber proporcionado a la Región
Metropolitana más de 6 millones de árboles -árboles
que hoy simplemente no existen-, enfrentando eficazmente la contaminación
aérea del sector Norte, sin ninguna inversión por parte
del Estado, y sólo como la consecuencia inevitable de la construcción
de jardines y parques.
Las posibilidades
de ocupación y desarrollo de esta zona, hasta hace muy poco considerada
como de un "Boom", se ven seriamente amenazadas por una política
que prioriza de manera equivocada el éxito económico de
los Licitantes de la Carretera Santiago/Colina/Los Andes, por sobre
la demanda de bienes raíces.
No parece
haber un estudio de impacto ambiental adecuado.
El actual proyecto interrumpe intencionalmente en una longitud de mil
quinientos metros -una pequeñez en el total de la obra- una de
las dos calles de servicio, las vías alternativas a las pagadas,
dejando sólo la más trabada y larga, de manera de forzar
la utilización de la Carretera y la cancelación del peaje.
Con esto Chicureo quedaría reservado sólo para los más
acaudalados, que son muy pocos.
El negocio,
en todo sentido, es simplemente malo para la nación: es obvio
que a un mayor número de habitantes en su cercanía, mayor
será la utilización de una carretera licitada y, por otra
parte, devuelve a la naturaleza un territorio enorme, actualmente azolado
por la agricultura química.
Creemos
que resulta urgente un análisis medioambiental de esta situación.