Un sólido espectáculo brindaron el sábado 29 el grupo Los Jaivas en Colina frente a unas seis mil personas que gozaron y bailaron sus temas. Para nosotros resultó particularmente emocionante ya que no los escuchábamos en vivo desde un concierto el el ex Teatro Caupolicán —en cuya producción participamos— en pleno período del gobierno militar. Ese concierto terminó en una comida en la casa de Nicanor Parra, el físico y poeta.

No podemos negar que la ausencia del Gato Alquinta no dejaba de ser algo inquietante. Sobre todo que en esta oportunidad tampoco estaba su hija Aurora, que lo reemplaza notablemente en el tono de voz. Sin embargo hay algo en el ritmo de Los Jaivas que cautiva y que no permite que el contenido se desestructure por una sola ausencia.

En este sentido resulta maravillosa Juanita Parra —a la que recuerdo haber tenido en brazos en un viaje en tren de Viña a Santiago, mientras conversábamos con sus padres en la unión entre dos vagones—, porque, nótese, aporrea violentamente los tambores con una insólita y femenina dulzura (lo que, por lo demás, se nota en el arco de su espalda). Los Jai

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Fotografías: Kiko Benítez S.